Ni que me maten
Aparcó el coche en el callejón, como casi todos los días y caminó unos metros hasta la verja cerrada.
Allí se detuvo, mirando como embobada las luces que provenían de la calle que veía entre las rejas. Tenía que comprar algo en Schlecker, y llevaba tres días intentado acordarse de aquello.
Se quedó parada, pensando, escaneando mentalmente el interior de su cuarto de baño y de su cocina, los lugares donde era más probable que necesitara algún artículo de Schlecker. Nada. ¡Ah! Había olvidado el lavadero. Lejía tengo, suavizante, también, jabón líquido también, en polvo .....
¿Qué podía ser lo suficientemente importante como para haber pensado hacía tres días que tenía que ir a comprarlo, y lo bastante prescindible como para que después de tres días no lo recordara ni notara su falta?
Se sentía sumamente irritada con este fallo de su memoria, normalmente más que eficaz.
Es que no me acuerdo ni que me maten masculló molesta poniendo las llaves en la cerradura de la verja.
- Quieta
La voz, fría y oscurecida probablemente por algún embozo, procedía de su espalda, mientras que algo helado y duro se encajaba en sus costillas haciéndole sentir una oleada de miedo y ganas de vomitar.
Se quedó parada, como congelada.
- ¿Qué quieres? No tengo dinero...- balbuceó torpemente mientras su cabeza buscaba una escapatoria a aquella situación.
La voz no volvió a hablar, pero una mano la agarró por el brazo izquierdo y la llevó hacia atrás mientras aquella cosa helada y dura se hundía más en su jersey y en su carne. Movió un poco el cuello que se le había quedado agarrotado, intentando obligarse a vencer el miedo y a pensar con claridad.
- ¡Quieta! esta vez el tono era más imperioso y los dedos desconocidos se hundieron en la carne de su brazo como garras.
- Ni se te ocurra volverte siguió la voz. Y la fuerte mano que la atenazaba la llevó con cuidado hasta la pared del fondo del callejón, y allí la acercó hasta que su nariz quedó rozando los ladrillos de aquella fábrica desmantelada.
- ¿Qué....quieres? musitó ella, intentando aparentar seguridad.
- Que me lo digas la voz del desconocido era dura y categórica.
- ¿El qué? el desconcierto la embargó y de repente se le ocurrió pensar que aquello era un terrible error, que aquel desconocido la confundía con alguien.
- Lo que tienes que comprar en el Schlecker la voz del hombre sonó entre dientes, y se le clavó en la espalda como un puñal, en tanto que el cañón de lo que ahora ya reconocía como una pistola se movía en una desagradable caricia arriba y abajo de su costado.
Cerró los ojos confiando en que al abrirlos se despertaría de una pesadilla alucinante, pero no sirvió de nada.
Al abrirlos seguía firmemente sujeta contra la pared de rojos ladrillos, su foulard había caído al suelo y podía verlo de refilón entre sus pies. Y las caricias en el costado habían cesado para volver a la presión constante y decidida sobre las costillas. El desconocido le estaba hablando:
- No tienes mucho tiempo. Si no me lo dices voy a matarte.
Sintió que su rostro enrojecía y una náusea profunda viajaba desde su estómago hasta su cabeza haciendo que casi perdiera el equilibrio.
Esto es una broma, es absurdo, no estoy aquí, no puede ser... sus pensamientos eran caóticos.
- No lo recuerdo...- se oyó musitar a si misma como si fuera otra persona quien hablara por ella.
- Hazlo, recuerda. Y rápido, o te mato la voz de él era profunda y sonaba como en un tremendo stacatto que se le metía dolorosamente en el cerebro a cada sílaba. Empezó a sudar. ¿Qué demonios estaba pasando?. Y a la vez, casi sin darse cuenta, empezó a buscar otra vez entre sus recuerdos cual era la maldita cosa que tenía que comprar. Pero no la encontraba.
- Diez...
- ¡No puedo recordarlo! gritó completamente histérica
- Hazlo y el cañón de la pistola se hundió entre sus costillas hasta hacerla chillar.
- ¡Socorro!- aulló entonces pensando que la gente de los balcones cercanos tenía que oírla. Pero no hubo ninguna reacción, salvo una especie de risita suspirada que provenía del desconocido, apenas audible bajo lo que fuera que le tapaba la boca.
- Nueve...
- ¡Suéltame! ¿Estás loco? ¡SOCORRO!
Ella gritaba a todo pulmón, viendo que él no se lo impedía. Llegó un momento en que no sabía ni lo que estaba gritando, sólo intentaba llamar la atención de alguien y tapar aquel sonido tan desagradable que desgranaba inexorablemente la cuenta atrás.
- Cero.
- NOOOOOOOOOOOOOOO!
Se oyó un ruido seco y sordo.
El hombre la depositó en el suelo con cuidado y se quedó mirándola largamente.
- Idiota...- musitó.
La sangre empapaba el costado de la mujer y sus ojos desconcertados miraban sin ver el pedazo de cielo que se recortaba en lo alto del callejón.
- Debí hacerle caso esta vez ... musitó el hombre compungido. Y desapareció.
Imagen: Archivo (retocada por Moonsa)
Escuchando: "Winter wine" Caravan ("In the land of grey and pink")
Gadgets para torpes
Hoy ha fallecido mi Palm.
Aún no tenía un año... Y la verdad es que sospecho que ha sido un suicidio. Harta de sufrir aparatosas caídas desde mis torpes manitas, que la habian dejado maltrecha y deprimida, hoy se ha lanzado sobre las losas del lavabo, y cuando he visto saltar la tapa he sabido que esta vez no habría UVI, ni marido, ni reset que pudiera salvarla.
Así ha sido. Ha sufrido un destino similar a algunos de mis viejos móviles, como un Ericsson que pasaba más tiempo por el suelo que en mi bolso y acabó sus días envuelto en cinta aislante, o aquel viejo Alcatel de triste recuerdo que a los dos días de comprarlo, se precipitó desde el bolsillo de mi pantalón dentro de la taza del water, sin duda pensando que era mejor eso, que pasar una vida entera soportándome.
Un requiem por mi Palm. Ya no podré leer e-books en el lavabo, ni cuando me vaya a la cama.
Cuando pueda compraré otra, pero estaré temiendo otro suicidio constantemente.
Por eso desde aquí hago un llamamiento a todos los fabricantes de móviles, agendas electrónicas, cámaras digitales, y zarandajas similares, todas ellas cada vez más diminutas, y de temperamento algo delicado: por favor, hagan aparatitos resistentes para torpes (como una servidora).
Gracias.
Imagen: Archivo (retocada con Photoshop por Moonsa)
Escuchando: Tchaif
Necesidad de vida
Nunca veo la televisión, pero ayer en un bar, de refilón, con el sonido ahogado por la charla de la clientela, vi un trocito de las noticias.
Una muerta en un incendio, asesinatos, muertes, asesinatos, muerte...
La muerte me aterra tanto que incluso me admira que hoy sea capaz de hablar de ella aquí y verlo en letra impresa. Hay quién me dice que eso es un exceso de apego, es mi ego traicionero que está superdesarrollado. Los que me lo dicen parecen tener muy superada esa cuestión.
Sólo viendo esas noticias en la tele o en la portada de un periódico algo en mi se rebela. ¿No es bastante incomprensible la muerte, para que haya seres humanos que se traten con ella con tanta familiaridad, que la distribuyan y apliquen a otros seres humanos con la misma soltura con la que descolgarían un teléfono o encenderían un cigarrillo?
Quizás haya gente que verdaderamente tenga superado ese terror casi físico que algunos sentimos por la muerte, que en medio de la noche nos sobresalta, sumergidos en un sueño, y nos hace levantarnos agitados y confusos, con el corazón desbocado. Pero que lo tengan superado no quiere decir que la estén deseando.
Yo tengo necesidad de vida.
A nuestro alrededor, mezclados con la rutina, con el dolor de los acontecimientos desgraciados, con el stress de intentar sobrevivir en la jungla de la vida moderna, con nuestros complejos, complejazos y complejillos, hay una gran cantidad de pequeños detalles, esperando ser apreciados.
Un encendido sol de atardecer que nos ensancha el corazón, una gota de agua que cae de una hoja después de la lluvia y nos hace sentir el alma empapada de lágrimas de nostalgia, el eco de la risa de un niño en un lugar miserable, los ojos de mi gato mirándome como si el bienestar de su espíritu felino dependiera exclusivamente de mi estado de ánimo, una sonrisa cómplice en la penumbra, una broma ingeniosa en una clase, a las once de la noche, un abrazo inútil pero portador de ese calorcillo que ahuyenta la soledad que ya se pegaba helada a la espalda de quien lo recibe...
Por eso rechazo furiosa toda la muerte que la televisión y los periódicos me lanzan a la cara, mientras escucho las voces a mi alrededor que me acusan de alejarme de la realidad, de alejarme de su verdad. ¿Es qué seré más consciente del dolor del mundo dejándome bombardear por sus imágenes constantemente? ¿Es que los que devoran morbosamente noticias escabrosas están más cerca de la realidad?.
Yo necesito vida, siempre la he necesitado, en abundancia, para abrir los brazos y recibirla toda hasta que penetre por todos mis poros y me llene de sol y de agua, de viento y de arena, de humanidad y de madrugada. Para abrirme de par en par y dejar que pase a través de mi, que resuene en mi, que me rodee y se expanda.
Como una niña girando con los brazos abiertos entre palomas blancas.
Imagen: Archivo
Escuchando: Minstrel in the Gallery (Jethro Tull)
Sin que sirva de precedente
Nunca pensé que publicaría un forward en un post, entre otras cosas porque mis amigos y conocidos tienen "prohibido" mandarme forwards salvo que se trate de algo realmente interesante. Y claro, tengo dos amigas, que siempre me mandan cosas geniales. Una de ellas se dedica a la enseñanza. y me ha enviado un mail que no he podido evitar pegar aquí. La primera reacción al leerlo ha sido una carcajada, luego me he puesto a pensar....
Lean lean:
"LA ENSEÑANZA
Un problema matemático:
ENSEÑANZA DE 1960:
Un campesino vende un saco de patatas por 1000 ptas. Sus gastos de
producción se elevan a 4/5 del precio de la venta. ¿Cuál es su
beneficio?
ENSEÑANZA TRADICIONAL DE 1970:
Un campesino vende un saco de patatas por 1000 ptas. Sus gastos de
producción se elevan a 4/5 del precio de venta, esto es, a 800
ptas. ¿Cuál es su beneficio?
ENSEÑANZA MODERNA DE 1980:
Un campesino cambia un conjunto P de patatas por un conjunto M de
monedas.
El cardinal del conjunto M es igual a 1000 ptas., y cada elemento
vale 1 Pta. Dibuja 1000 puntos gordos que representen los
elementos del conjunto M.
El conjunto F de los gastos de producción comprende 200 puntos
gordos menos que el conjunto M. representa el conjunto F como
subconjunto del conjunto M y da la respuesta a la cuestión
siguiente:
¿Cuál es el cardinal del conjunto B de los beneficios?
Dibuje B con color rojo.
L.O.G.S.E.:
Un agricultor vende un saco de patatas por 1000 ptas. Los gastos
de producción se elevan a 800 Ptas. Y el beneficio es de 200 ptas.
Actividad: subraya la palabra "patata" y discute sobre ella con tu
compañero.
LA PRÓXIMA REFORMA:
"El tío Evaristo, lavriego burges latifundista espanyol i
intermediario es un Kapitalista insolidario y centralista q
saenriquecido con 200 pelas al bender espekulando un mogollón d
patatas". Analiza el testo, vusca las faltas de sintaxis,
dortografia, de puntuacion, y si no las bes no t traumatices q no
psa nda.
Envía unos sms a tus compis comentando los avusos antidemocraticos
d Ebaristo i convocando una manifa espontanea n señal d protesta.
Pásalo"
Imagen: Los libros de la vieja escuela
Escuchando: Las campanas de la iglesia.
Adéus...
Hoy voy a hacerlo. He estado aplazando el momento y mientras estiraba el tiempo se han quedado otros en el camino.
Hoy voy a borrarlos, mal que me pese. Porque me duele muchísimo dejar de leerles, porque nunca se me hubiera ocurrido pensar que me iba a poner nostálgica por pinchar tercamente en un blog, y a golpe de click ver un día y otro día que su autor no está.
La Peor De Todas, Ike Janacek, Mirandamar, L'aeroplà del Raval, y finalmente, hace muy pocos días, Quadern d'apunts y Sopa de Ganso.
Estaban todos en los Planetas a los que me gusta viajar, seguramente todos les conocéis, y los links que no pongo es porque ya no están ni los blogs... ¿Dónde estáis ahora?. Es lo malo que tiene esto de las bitácoras. Se cierran, y esa persona con la que compartías guiños casi a diario, con la que tenías una especie de extraña intimidad de desconocidos compañeros de viaje (permíteme Aura que me apropie de tu expresión, es que explica muy bien lo que intento decir) desaparece, pluff, en el aire, con sus palabras bajo el brazo...
Un abrazo a todos (ya se, ya se Ike que tu vienes, no me riñas ;) ) y suerte en vuestros viajes respectivos.
Imagen: Pongo el link pero no se exactamente de quién es, porque está todo en checo (creo) y no entiendo una palabra, es http://petulina.euweb.cz/galerie.php?cat=53
Escuchando: Archivos de fonética aymara...mañana os lo cuento :)))
Atrapada entre Pla y Cortázar
He pasado meses, yo que suelo devorar los libros a velocidades astronómicas, atrapada entre dos novelas (leía otras simultáneamente, lo confieso, cuando sólo pensaba en distraer mi mente de las preocupaciones cotidianas, sin más, pero lo de estar leyendo varios libros a la vez es algo natural en mi desde que empecé a juntar coherentemente las letras) Rayuela de Julio Cortázar , y El Quadern Gris de Josep Pla .
Me ha llevado muchas horas la lectura de estos dos monumentos a la literatura, porque sin exagerar ni pizca, eso es lo que creo que son. Magos de las palabras, es curioso como en sus obras andan con tanta frecuencia a vueltas sobre la forma deseable de escribir.
Auténticos genios del verbo, que agitan sus cocteleras respectivas para obtener resultados extraordinarios, desde la mayor simplicidad hasta las más delicadas orfebrerías lingüísticas (en contra de las cuales ambos se manifiestan tan a menudo como son capaces, probablente aludiendo a la literatura que se hace sólo por y para revolcarse en una estética ampulosa y recargada que nada aporta al lector).
Quedar atrapada leyendo a estos dos señores, es un auténtico placer, que para disfrutarse como es debido, eso sí, requiere de una atención especial. Ni Pla ni Cortázar pueden leerse de un modo superficial, en las letras de ambos autores hay además una cantidad de humanidad tan profunda como natural.
Muchas veces me he sentido tentada de venir al PC con uno de los dos libros en la mano, y anotar algún pasaje interesante, pero renuncié, porque encontraba demasiadas cosas que me llamaban la atención.
Como dato curioso, comentaros que al Sr. Córtazar lo he leido en la Palm (luego he visto que hay inlcuso un proyecto de
Rayuela electrónica en la red) y al Sr. Pla en un tomo encuadernado en piel azul con su cintita incluida para utilizar como punto (de cuya compra el culpable no es otro que Ferran, que lo recomendó en su día).
Y os puedo asegurar algo: los he disfrutado igual y os los recomiendo encarecidamente (aunque después de varios meses buceando en blogolandia, llegué a pensar que era la única criatura sobre la faz de la tierra que no había leído Rayuela...).
Imagen: Archivo (retocadas por Moonsa)
Escuchando: la sintonia del inicio de "Jazz porque sí" , el programa que en Radio Clásica de RNE dirige y presenta Juan Claudio Cifuentes, alias Cifu, "un programa de jazz para ti que te gusta el jazz" :D (programa que también aprovecho para recomendar, y que viene al caso, porque quien haya leído "Rayuela" sabrá la gran cantidad de jazz que el libro contiene...) que hoy nos habla del genial Art Tatum