De entusiasmos y vaivenes

Siempre volando, y a veces soltando las manos para volar más alto y saltar. De ahí que más de una vez me pegara un soberano tortazo desde los columpios a los que subía de pequeña.
Sigo viviendo como en un columpio, en un continuo movimiento de vaivén, en un viaje mágico como el de los caballos del Tio Vivo en Mary Poppins, que salían del carroussel y se iban a ver mundo...
En ocasiones, encuentro cosas, paisajes, momentos, personas, que me retienen inevitablemente; cuando hago uno de esos descubrimientos me paso un tiempo abrazada a la novedad, con un entusiasmo que hace que parezca que en ello me vaya la vida cada vez.
Pero el movimiento de vaivén prosigue, el viaje continúa, aunque algunos de esos lugares, momentos, cosas...me hacen sentir la necesidad de volver. Desde el privilegiado columpio de mi vida voy a ellos cuando lo deseo, y les saludo siempre cuando estoy lejos, con los ojos encendidos, la cabellera al viento, presa de una nueva ilusión, o atrapada en una nueva desesperación, pero prometiendo mi vuelta.
Entusiasmos y vaivenes son los que mueven mi viaje. Otra cosa son las lágrimas que salpican de amargura el camino, los minutos de felicidad extática, las horas de reflexión, el tiempo de esfuerzo y aprendizaje... pero todo eso ocurre dentro del movimiento perpetuo de ida y vuelta.
Y para hablar de todo eso, habrá otros días...

Imagen: Archivo
Escuchando: El viento...